martes, 28 de diciembre de 2010

Capacidad de Adaptación - Camaleón

Era un día cualquiera, Sofía recogía sus cosas para irse al gimnasio donde impartía clases de artes marciales a un grupo aproximado de 25 personas. La mayoría de éstos eran hombres, por no decir prácticamente todos. Esto no suponía ningún problema para Sofía, es más, si le preguntabas a cualquiera de sus alumnos, el respeto y admiración que sentían por su maestra era envidiable.
Llegó a clase temprano, como venía siendo habitual ya que rascaba siempre 20 minutos antes del entrenamiento, tiempo que le venía fantásticamente para realizar estiramientos. Allí se topó con Gustavo con el que mantuvo una conversación de lo más agradable, hablando de temas de lo más variado y algunos ciertamente íntimos.
Al comenzar la clase Sofía empezó con un poco de ejercicio aeróbico suave y fué incrementando la potencia de éste. A los 10 minutos vió como Gustavo estaba trabajando más lento que el resto de sus compañeros y con menos ganas. Además miraba a la profesora con cierta confianza y la sonreía, al fin y al cabo ella era un bombón y acababan de intimar. Pero... Sofía tardó muy poco en gritarle, amenazarle con hacer un número ingente de flexiones y abdominales,  humillarle delante de sus compañeros y por último mirarle con una cara que Gustavo jamás había visto antes. El alumno no entendía qué acababa de suceder allí, ¿pero no éramos amigos?



Pepe había nacido en una aldea de una zona rural cuya población apenas llegaba a los 90 habitantes. Creció y se crió allí absorbiendo toda la cultura, lengua y tradiciones de esta aldea. Tuvo una educación carente de cosas básicas y una infancia bastante complicada. Pasados unos años y llegada la adolescencia, la familia de Pepe decidió irse a la capital de provincia a vivir. Esto supuso un cambio en la vida de Pepe muy grande, ya que entró en un colegio nuevo, una nueva casa en un nuevo barrio... , básicamente todo lo que él conocía no se parecía en nada a lo que esta nueva ciudad 10.000 veces mayor le ofrecía.
Los primeros días fueron muy duros, ya que en el colegio al principio, los niños se reían de él por su marcado acento y sus pocos conocimientos. Pero Pepe les contestaba siempre con bromas y con una sonrisa, que les embaucó poco a poco.
A los pocos meses Pepe tenía un grupo de amigos muy grande, había hecho cosas completamente desconocidas hasta entonces para él, desde ir en metro hasta pisar una discoteca. Para nuestro protagonista fueron experiencias de lo más emocionantes y se adaptó con mucha facilidad a todos los cambios. Con los años entró en la universidad y se fué con una beca a estudiar por europa. Absolutamente nadie de todos los que lo conocieron por entonces hubieran imaginado los orígenes de Pepe y los grandes problemas de analfabetización que tuvo.




Durante mucho tiempo Cristina había estado saliendo con un chico de su ciudad, muy cercano y agradable. Marta, una amiga de Cristina había sido durante todo ese tiempo la confidente de ésta última. Había escuchado todos los problemas, todas las alegrías y todos los sucesos entre la pareja durante años.
Lo que Marta nunca llegó a comprender es cómo durante todos esos años Cristina había mantenido una relación paralela con otro chico y había conseguido camuflarlo todo. Le sorprendía la capacidad que tenía Cristina de estar con una persona tratando un tipo de temas y llevando un estilo de vida, y al mismo tiempo llevar otro tipo de vida completamente distinto con la otra persona. Como podían estar estas dos personas ajenas a lo que ella estaba haciendo.
Con el tiempo Cristina aclaró su vida, y supo escoger al chico con el que debía estar, siendo Marta la única prueba viviente de lo que había acontecido.



En estos tres ejemplos hay un factor común, y es la capacidad de adaptación que tienen nuestros protagonistas según las circunstancias en las que se hallan.
En las tres historias observamos como el protagonista es completamente capaz de adaptar su personalidad a las diferentes circunstancias.

En el caso de Sofía, la maestra de artes marciales, supo perfectamente y sin ningún tipo de contemplaciones mostrar el lado duro y desafiante de un maestro, a pesar de haber estado minutos atrás intimando con uno de sus alumnos. Adaptó su condición de profesora en segundos, mostrándole a Gustavo todas las armas y el por qué del respeto que mostraban el resto de sus compañeros hacia ella.

En el caso de Pepe, el chico de la aldea, usó diferentes tipos de herramientas para integrarse y las cuales hicieron que su adaptación al cambio fuera rápida y exitosa. Las circunstancias que a Pepe le aparecieron, habrían creado en muchos otros un mundo de marginación social y poco desarrollo personal.

Por lo que respecta a Cristina, dejando a un lado la moralidad o no de la historia, observamos una chica que conseguía adaptar su persona a la doble vida que ella había escogido. Era capaz de ser la Cristina que a su chico le gustaba cuando estaban juntos, que la Cristina que le gustaba al otro chico al estar juntos.

Todos tenemos cierta capacidad de adaptación al medio en el que nos desenvolvemos de manera innata. Lo que sí es cierto es que hay personas con personalidades más camaleónicas, y esto significa que son personas que usan mejores y más número de herramientas, para adaptarse al medio.
Si yo puedo estar una tarde conversando con personas con un nivel cultural bajo y me consideran de los suyos, y por la noche hablar de política socieconómica con un grupo de personas muy cultas y también sienten que soy de su estilo, ahí demuestro ser camaleónico. Si puedo pasar de ser un buenazo con un alumno y luego ser un auténtico cabrón con éste mismo , soy camaleónico. Si puedo estor saliendo con dos personas a la vez y mostrar facetas diferentes y gustar a las dos, soy camaleónico. Si puedo viajar y sentirme como en casa al poco de estar allí, soy camaleónico....

En resumen, si me adapto rápidamente a diferentes situaciones o circunstancias, soy camaleónico.

si pero...¿ser camaleónico es bueno?

Cuanto más camaleónico se es, mejor adaptación tenemos al medio, por tanto mayores probabilidades de éxito tenemos.

Y ahora te pregunto yo, y tú..¿eres camaleónico?


lunes, 13 de diciembre de 2010

Potencial real vs Potencial ficticio

Miguel era un estudiante universitario obsesionado con su carrera. Como muchos otros estudiantes, para Miguel era fundamental finalizar sus estudios lo antes posible y entrar en el mercado laboral. Desde pequeño nuestro protagonista había visto como en su entorno, tener una carrera universitaria era algo indispensable para poder encontrar un trabajo bien remunerado. Inconscientemente durante todos sus años de estudiante había ido mamando la necesidad empírica de estudiar lo máximo posible, ya que eso iba asociado a un éxito profesional en la vida. A él le gustaba tocar el violín  y lo hacía muy bien, pero sus padres se negaron en rotundo que la vida de Miguel fuese por ese sendero, puesto que "eso no da de comer".

Durante los años universitarios Miguel conoció a gente fantástica y vivió experiencias para recordar algunas, y olvidar muchas otras. Miguel no era un estudiante brillante la verdad, pero tampoco era el típico estudiante que se deja los estudios al par de años en la universidad. Era un chico constante, que sufría más de lo normal en su día a día. No quería perderse las clases teóricas nunca, y cuando llegaba la época de examenes la ansiedad lo destrozadaba anímicamente. Con el paso de los años las fiestas universitarias y el pasotismo se convirtieron en una autoexigencia muy grande por recuperar lo perdido y acabar lo antes posible. Miguel sufrió mucho durante esos años, encerrándose en sí mismo y en la carrera, dejando de salir por las noches y rompiendo vínculos sociales.

Lo que Miguel nunca esperaba es que después de todo lo que él había sufrido estudiando, la realidad que el imaginaba era completamente distinta. Intentó abrirse hueco en el mercado laboral y empezó a hacer trabajillos con funciones completamente distintas a lo que él se había estado formando todos esos años. Le remuneraban en negro, no cotizaba ni tenía derecho alguno.
Con el tiempo Miguel consiguió una serie de trabajos que iban desde contratos temporales, hasta uno indefinido que un sueldo decente.
El poblema es que Miguel entraba a las 8 de la mañana a trabajar, y con suerte salía a las 8 de la tarde, quedándose a veces hasta más tarde. Pero bueno su objetivo estaba cumplido, había sido un estudiante universitario y tenía trabajo, para la sociedad él había conseguido "éxito en su vida".

¿os suena de algo esta historia? ¿conocéis a alguien que viva esta situación o vaya camino de ello? ¿os sentís identificados en parte?

Sinceramente estoy cansado de ver como la sociedad inculca ciertos valores desde que eres pequeño, aplastando muchas veces las habilidades intelectuales de cada uno. Sé que tengo lectores en muchos países sudamericanos y no me gustaría generalizar, pero aquí en España hemos tenido durante un par de décadas obsesión absoluta por los títulos universitarios o de otra índole, lo que se conoce como "titulitis". Ahora hay tanta gente, tanto licenciado universitario y tanto titulado que para destacar entre todos, muchos se ponen a hacer doctorados y hacerse experto en mil cosas. Parece que la sociedad va encaminada a ser profesor de universidad. La mentalidad parece que sea esa, para destacar y tener éxito hay que estudiar y sacárse títulos.

La educación que se nos da desde pequeños es incorrecta, y para poder cambiar el problema actual que tenemos en nuestra sociedad debemos empezar cambiando la forma de educar a los niños.

Tenemos que potenciar sus habilidades emocionales, su creatividad, sus ideas, dejar que se expresen y desarrollen su cerebro de otra manera distinta a lo que la sociedad impone a día de hoy.

La historia de Miguel es un claro ejemplo de lo que le sucede a un grandísimo número de personas en nuestro planeta, han seguido la corriente del río que la sociedad les ha impuesto y cuando han llegado a la desembocadura se han dado cuenta de que su "éxito profesional" no ha sido tal, y si lo ha sido no ha sido debido a la cantidad de títulos que hayan obtenido sino a su potencial real, sus recursos y habilidades.

El potencial ficiticio es pues, el potencial que la sociedad nos "otorga" sacándonos títulos de todo y siguiendo el camino de una vida que dista mucho de dejarnos sacar todo el potencial que tenemos.

En cambio, el potencial real es el que llevamos dentro inherente a cada uno de nosotros, ese potencial que sabemos que tenemos y que muchas veces no sacamos porque "no correponde" "no me sirve para nada" etc.

Yo sólo puedo animaros a concienciar a nuestro entorno de que la realidad no es la que nos han hecho creer durante tanto tiempo. Y tenemos que empezar desde abajo, sin olvidar los estudios superiores. Estoy cansado de ver en la universidad gente que sigue creyendo que va a tener un grandísimo éxito profesional, por el hecho de acabar su carrera en los años que le corresponden o por tener varios títulos en marketing, auditorías y programación ¡venga ya!

Por el bien de todos, concienciémonos y ayudemos a los demás a hacerlo, para que podamos sacar nuestro potencial real y dejemos de un lado el supuesto potencial ficticio, que lo único a lo que nos ha llevado a día de hoy es a un reparto desigual e injusto en el mercado laboral, a un exceso de titulados, a una tasa de desempleo nunca antes registrada y con un futuro negro e incierto.

SACAD VUESTRO POTENCIAL REAL!!!!

Os dejo con esta fotografía:


* Esta mujer es Gillian Lynne autora de "Cats" y "El fantasma de la ópera" entre otras obras, coreógrafa de 84 años y con un potencial abrumador en e mundo de la danza. De pequeña decían que tenía un problema de atención en el colegio y que no iba bien encaminada para ser una persona de provecho. Sus padres descubrieron la pasión de Gillian en la danza, la apuntaron y centraron todos sus ingresos en potenciar dicha pasión, y a día de hoy tiene una carrera espectacular así como una escuela de danza y es multimillonaria.