lunes, 21 de febrero de 2011

La Ambición, hambre de éxito

Katie era una ejecutiva de éxito de 45 años, que tenía una de las  empresas más ricas de Holanda, cuya facturación anual era de 60.000 millones de € las mayores de todo el país. Katie como era de esperar era una mujer muy ocupada, apenas tenía tiempo para nada y gran parte de su tiempo libre lo dedicaba a temas de su empresa. 
Esta empresa por hacer un símil sería como el Corte Inglés o unos grandes almacenes, con más de 50.000 empleados. Dentro de sus instalaciones albergaba a pequeños negocios que vendían también sus productos. Uno de esos comercios era WK-Glasses una óptica con una trayectoria envidiable, así que no tardó el equipo directivo de Katie en recomendar la compra de esta pequeña óptica que se extendía ya por bastantes sitios. 

Pues bien, pese a que la facturación de esa pequeña empresa fuese ridícula comparada con la de otras empresas y pese a que cualquiera de sus directivos podría gestionar las operaciones de compra, Katie asistió y dirigió todas las reuniones que se hicieron. Pero, ¿cómo podía ser que una mujer presidenta de una corporación tan sumamente enorme dedicase tanto tiempo (30 reuniones) a un asunto que por envergadura apenas tenía trascendencia?


La respuesta es que Katie era extremadamente ambiciosa y disfrutaba haciendo crecer a la empresa que ella lideraba, fuese cual fuese la operación. Su ambición no era la de ganar más y más dinero, sino la de hacer avanzar a su empresa  en todas las direcciones posibles.




Hoy no me apetecía escribir una historia larga ya que todos entendemos más o menos qué es ser ambicioso. Eso no quita que haya sido fiel a mi estilo escribiendo un pequeño ejemplo de una persona ambiciosa con mucho éxito para ver la relación existente entre una cosa y otra.


Pese a que la ambición muchas veces se relaciona con conceptos negativos, creo que es fundamental que todos y cada uno de nosotros tengamos un mínimo de ambición en la vida. En el blog tratamos de ver qué aspectos pueden ayudarnos a desarrollar todo nuestro potencial y sacar lo mejor de nosotros mismos y creo que un pilar necesario es el de la ambición.


En esta vida para mí, tener éxito siempre va relacionado con una dosis de ambición. Cuando nos marcamos una serie de objetivos ya sea en una sesión de coaching, o simplemente pensando para nuestros adentros, vamos a necesitar ambicionar con todas nuestras energías esos objetivos. Sin ese toque de ambición es complicado salir de las situaciones de incertidumbre que aparecen por nuestro camino, o asumir los riesgos necesarios para avanzar o superar los fracasos que seguramente vayan aconteciendo.


La ambición de cada uno es diferente a la hora de conseguir unas metas, para uno la ambición será el dinero, para otro triunfar y ser famoso, para otro estar integrado en un grupo social, para otro tener más tiempo libre...y un largo etcétera. Siempre tenemos la posibilidad de ser conformistas y no ser ambiciosos, pero bajo mi punto de vista el no prosperar y no hacer cosas nuevas y distintas, va en contra de cualquier desarrollo personal. Así será imposible sacar todo nuestro potencial.


Creo firmemente en que la ambición, sana y equilibrada, nos puede aportar la chispa o la energía suficiente para lanzarnos a conseguir nuestros objetivos. En este blog hablamos mucho de la importancia de fijarse unos objetivos y luchar por conseguirlos pese a los obstáculos que nos vayamos encontrando por el camino, pues señores seamos un poco más ambiciosos, pongámonos metas realistas pero no nos conformemos con poco.

Para tener éxito, y no me refiero a éxito solo profesional, sino a éxito en conseguir nuestras metas, debemos ser ambiciosos y poco conformistas. Dicho esto, un exceso de ambición puede producir infelicidad, por lo que seamos cautos y démosle a la vida un toque ambicioso pero sin pasarse.




¡Hasta pronto!

viernes, 11 de febrero de 2011

Salir de nuestra Zona de Comodidad

Xiaong Zé era un joven emperador de la China antigua que contaba con 21 años de edad. Había sido formado e instruido por un gran amigo de su padre, Tzian Li, el cual prometió al padre del próspero joven que cuidaría de él como si de un hijo se tratase. Tzian no sólo le enseñó durante años el arte de la guerra, sino el arte de la mente, cómo gestionar sus sentimientos y emociones.

Un buen día llegó un comunicado de sus tropas, informando al emperador cuál era la situación actual con uno de sus enemigos situados en una gran isla al sur de sus territorios, los cuales habían declarado abiertamente su total rechazo a la incorporación de su isla a manos del emperador. Xiaong Zé decidió atajar el problema de forma directa y ordenó el envío de tropas con sus mejores barcos hacia esa isla. No conforme con eso, el emperador decidió viajar con sus tropas, algo fuera de lo común en la dinastía a la que Xiaong Zé pertenecía.

Al cabo de dos semanas las tropas del emperador chino desembarcaron en aquel gigantesco territorio. Nada más desocupar los navíos, el emperador ordenó quemarlos todos ante la perplejidad de sus soldados. Al cabo de unas horas todos los barcos habían ardido y comenzaban a hundirse. Entonces reunió a todos sus hombres y les dijo :

"Observad como arden y se hunden nuestros barcos. Esa es la única razón por la que debemos vencer a nuestros enemigos ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con sus familias jamás, ni podrá abandonar este inhóspito territorio. Debemos salir victoriosos en esta batalla ya que solo hay un camino de vuelta y es por mar. Caballeros: cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos".

Vemos una historia con una situación final un tanto difícil de digerir pero que nos hace reflexionar, ya que cuando tenemos un objetivo claro, bien vale la pena salir del círculo de comodidad y obligarnos a cumplirlo. En esta historia el emperador decidió que sus soldados se enfrentasen a todos sus temores inmersos en una batalla, en la que la única salida era la victoria o la muerte. No exisitía la opción de huída con la comodidad de sus navíos atracados en la playa. Como le había enseñado Tzian Li, para conseguir un objetivo que tanto valía era necesario salir de la comodidad de lo que conocíamos. Xiaong Zé lo aplicó a la perfección.

Vale Jaime muy bien, pero ¿qué tiene que ver la historia de estos chinos con mi zona de comodidad? es más, ¿qué es la zona de comodidad?

Llamamos zona de comodidad o círculo de comodidad a aquellas cosas que hacemos en nuestra vida cotidiana que nos proporcionan seguridad, bienestar y en mayor o menor medida felicidad. Esto es debido en gran parte al control que tenemos sobre todas las cosas que hacemos y al conocimiento que tenemos de las cosas que llevamos haciendo durante tiempo. Entonces ¿para qué quiero salir de una zona en la que estoy cómodo?

Incontables son los ejemplos que conozco de gente que está "cómoda" con su vida y a su vez insatisfecha. Varía mucho dependiendo de la persona, ya que hay algunas personas que necesitan muy poco para estar satisfechas y otras muchas que necesitan nuevos estímulos y la consecución de objetivos para poder estarlo. Cuando se observa la sociedad de hoy en día y hablo sobre todo de la gente joven ya que es lo que observo en mi mayor parte del tiempo, veo mentes sumisas, veo mentes conformistas, veo mentes cómodas.
Por supuesto que es cómodo estar en redes sociales, chats, viendo el gran hermano 24h, el sálvame deluxe, viendo vídeos en youtube... etc. Y sobre todo es cómodo cuando tienes la comida en la nevera y el plato caliente encima de la mesa. Parece que la sociedad de hoy en día se conforma con poco. Luego hablas con la gente y todos tienen sueños, tienen metas, tienen fantasías... pero... no hacen absolutamente nada por llevarlas a cabo. Eso es lo que a mí me demuestra la conformidad de las personas, la sumisión ante las nuevas tecnologías, ya que no las usan para sacar provecho y potenciar su futuro, sino para ver las fotos del botellón del sábado anterior, o indicar lo mucho que le gusta el gol que Messi marcó en la jornada anterior.

Yo tengo también mi zona de comodidad, también paso horas delante del ordenador haciendo el tonto, delante de la televisión viendo algún programa absurso y algunos días durmiendo hasta tarde.
Ahora bien, ¿ por qué nos cuesta tanto salir de esa zona de comodidad?

Nos cuesta salir porque todas nuestras limitaciones y temores los hemos dejado fuera de esa zona. Salir de la zona significa enfrentarse a situaciones completamente desconocidas que nos asustan y nos atemorizan. Un buen amigo me decía las ganas que tenía de salir de su zona y cumplir su sueño de toda la vida, montar una academia de formación. No lo hacía porque daba por hecho que la única manera de conseguirlo era encontrando un banco que le diese una burrada de miles de euros. Hablando con él vimos que había otras formas de conseguir financiación e ir poco a poco, pero no lo acababa de ver claro, porque le acojonaba tener que emprender todo ese camino tan desconocido y tan duro. Ojalá, si me lees amigo, espero que algún día pongas los coj... encima de la mesa y lleves a cabo tu sueño.
Como este caso puedo contar un gran número de ejemplos,y seguro que todos y cada uno de vosotros que me leéis en este momento, tenéis proyectos, ideas, ganas y que no las lleváis a cabo porque no queréis salir de vuesta zona de comodidad.

Salir de la zona de comodidad no implica necesariamente montar un negocio, que no se me malinterprete. Salir de la zona se hace desde cuando nos tiramos en paracaidas porque siempre hemos querido hacerlo y nunca nos hemos atrevido, hasta cuando nos decidimos a hablar con es@ chic@ en la discoteca. Salir de la zona implica la búsqueda de un objetivo.

En la vida existe un principio básico atribuible al ser humano. Sus capacidades de desarrollo son ilimitadas cuando empezamos a explotarlas. Por lo tanto, cómo voy a desarrollar mis aptitudes si me encuentro atrapado en un círculo del que no puedo o no quiero salir.

Solo puedo más que animaros a que os marquéis objetivos y desarrolléis vuestras capacidades para conseguirlos, saliendo de aquella zona que os impide progresar.