Rafael era un chico muy activo y conocido por todos. Irradiaba felicidad y esbozaba siempre una sonrisa al hablar con él. Ya en el colegio dejaba entrever su gran capacidad a la hora de hacer amigos, y en el instituto fue uno de los chicos más populares. Gozaba de un gran número de amigos, gente que habría dado por todo por él y que le tenían mucha estima.
En vacaciones no paraba un minuto quieto, desde pequeño hacía siempre lo mismo. Salía con sus amigos de la urbanización donde veraneaba su familia, y volvía a la hora prefijada con sus padres. Al despertar salía de nuevo con sus amigos y rara era la vez que pasaba por casa a comer.
Con los años esta forma de actuar siguió siendo igual. Le encantaba estar rodeado de sus amigos. Se echó una novia con 16 años de su grupo de amigos, pero siempre que salían lo hacía con el resto del grupo.
Cuando Rafael pasó la adolescencia y entró en la juventud, empezó a ver cómo sus amigos se echaban novia (él había dejado de tenerla), o se iban al extranjero a estudiar. Además, muchos de éstos amigos jugaban con el ordenador o la videoconsola, cosa que a Rafael no le gustaba en absoluto. Así pues, había tardes que las pasaba completamente sólo. Cuando acababa la tarde, Rafael estaba ansioso por salir de casa, su familia se solía ir al chalet de la urbanización todo el fin de semana y él intentaba encontrar algún plan con cualquiera de esos amigos que aún quedaban disponibles. Algunas veces lo conseguía, pero los días que no era posible, por las noches pasaba una ansiedad enorme. Se sentía atrapado en casa y el no disponer de la compañía de nadie le agobiaba cada vez más. No sabía estar sólo.
La historia descrita hace referencia a un chico muy sociable desde su infancia, que había aprendido a compartirlo todo con sus amigos, a vivirlo todo con su gente, pero que con el tiempo se había convertido en un auténtico inútil a la hora de vivir solo. El tema del que me gustaría hablar hoy, es bastante controvertido y se pueden escuchar opiniones de todo tipo pero yo quiero reflejar la mía.
Creo que socializarse es fundamental para conseguir la inmesa mayoría de los objetivos que queremos lograr en la vida, es más, creo que hay que tener una vida social activa y mantener amistades saludables durante toda ésta.
Aún así creo que hay un aspecto del que no oigo hablar nunca y que cuando lo escucho siempre es negativo, y creo que es fundamental saber gestionar. Ese aspecto es la Soledad. Si escribes "soledad" en google imágenes, las imágenes que aparecen son en su totalidad tristes.
Entiendo que la soledad se puede entender de muchas formas. La soledad que sufre un anciano cuando es ignorado por su familia es triste. La soledad que sufre una persona aún estando rodeada de gente, es verdaderamente triste. La soledad que vivía Rafael en su casa cuando ninguno de sus amigos podía quedar, da pena ¿verdad?
Pues bien, bajo mi punto de vista creo que el sentimiento de soledad de esos casos viene determinado en cierta manera de su pésima gestión. No sabemos estar solos, no se nos ha programado para ello, se nos ha programado para vivir en comunidad.
El anciano puede dejar de vivir esa soledad si sabe gestionarla, otro caso es que haya otras emociones como la ira hacia su abandono que no le permitan salir fácilmente de esa situación. Pero en todos los casos si nos conociésemos perfectamente a nosotros mismos, sabríamos disfrutar de esa soledad.
Aprender a vivir solos es fundamental para alcanzar el éxito que buscamos en nuestras vidas y nuestro objetivo primordial, la felicidad. Nos afecta en todos los aspectos. Por ejemplo la gente te dice que la comunicación es vital con los demás, pero lo que no dicen es que igual de importante es la comunicación con nosotros mismos, ya que los principales enemigos para alcanzar lo que deseamos son nuestras autolimitaciones.
Conocerse a uno mismo facilita enormemente el camino para alcanzar lo que queremos.
No olvidemos que no hay otra persona en el mundo con la que vayamos a pasar más tiempo en esta vida que con nosotros mismos. Debemos conocernos, hablarnos, comprender lo que sentimos y por qué lo sentimos, escucharnos de vez en cuando, pasar mucho más tiempo solos y disfrutar de esos momentos.
El estar solo no debe suponer un aburrimiento, sino un momento perfecto para reflexionar, pensar en aquellas cosas que nos preocupan y qué soluciones vemos factibles.
Es muy importante tener una vida social activa, pero es igual de importante disfrutar de los momentos que estamos solos y aprovecharlos para conocernos mejor a nosotros mismos y saber gestionarnos.
"Conocer a otros es INTELIGENCIA, conocerse a sí mismo es verdadera SABIDURÍA. Dirigir a otros es FUERZA, dirigirse a sí mismo es verdadero PODER" Lao Tze
Que buena reflexión Jaime.
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