En la larga historia del mundo empresarial el instinto de seguir e imitar parece ser inherente a la mayoría de los emprendedores, tanto los más exitosos como los que acaban de empezar. En consecuencia, es raro encontrar empresarios guías, profesores o maestros, que sean innovadores y originales. Resuena la necesidad de un "señalador del camino".
Cada emprendedor pertenece a un estilo de hacer las cosas que proclama poseer la verdad, con la exclusión de todos los demás estilos. En lugar de considerar la aventura empresarial como lo que es, la mayoría de estilos o formas de trabajar de los emprendedores, acumulan un desorden fantasioso que desvirtúa la realidad y que distrae del verdadero combate* que se desata, que es simple y directo.
En lugar de ir inmediatamente al corazón de las cosas, se practican comúnmente trabajos muy floridos (gracias al gurú de turno) y técnicas artificiales para simular un combate real. Así pues los emprendedores en vez de estar en el combate, están haciendo algo sobre el combate.
Si en algún momento te sientes así, te darás cuenta que el combate no es fijo y está muy vivo. El desorden fantasioso es una forma de parálisis, es una ciega devoción a la inutilidad sistemática de un trabajo vistoso pero ineficiente. Los consejos con verdades absolutas, modelos fijos, sin flexibilidad, tan sólo ofrecen una jaula mejor.
Cuando existe libertad de condicionamiento mecánico, existe la simplicidad. La mente debe estar emancipada de antiguas costumbres, prejuicios, procesos de pensamientos restrictivos e incluso de pensamientos corrientes. La simplicidad es la distancia más corta entre dos puntos, por lo que en la aventura empresarial es fundamental ser simple y directo.
Con la moda actual de ser emprendedor, gran cantidad de ellos escuchan y aplican los consejos y estrategias de algún empresario o asesor como si ese estilo fuese el único. Esto embota la creatividad, condiciona y congela el sentido de libertad. Tu ya no serás, sino simplemente harás. Esto no significa que no hagas nada, sino sólo que no tengas una mente preconcebida en cómo se hace. No selecciones ni rechaces, porque cuando no estés influenciado tendrás consciencia y verás las cosas totalmente nuevas y frescas.
El cómo es importante; pero para tener éxito necesitas el por qué y el cuándo.
Para llegar a ser diferentes de lo que somos, tenemos que tener alguna consciencia de lo que somos. La tendencia natural a dar por bueno lo que otros han hecho con éxito, nos impide muchas veces conocer lo que realmente queremos y lo que realmente somos. Numerosos emprendedores caen por el camino, cuando empiezan a ser conscientes de que esa no es la vida que quieren.
Que persigamos algo apasionadamente no siempre significa que realmente lo deseemos, ni que tengamos una aptitud especial para ello. Frecuentemente lo que perseguimos más apasionadamente no es más que un sustituto de otra cosa que realmente deseamos y no podemos tener. Normalmente es cierto afirmar que la consecución de un deseo excesivamente anhelado probablemente no aplacará nuestra ansiedad. En cada búsqueda apasionada cuenta más la persecución que el objetivo perseguido.
El JKD para emprendedores sólo es un nombre. No es una guía que se fundamenta en estrategias ni doctrinas. El JKD es simplemente simplificar.
*Entiéndase combate como la dura pelea que supone sacar un negocio al mercado.
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